viernes, 25 de junio de 2010

Estados de ánimo


Amistad
Esta soy yo con mis logros, con batallas ganadas y perdidas, con esperanzas e ilusiones compartidas, con fustraciones y sueños rotos, con fracasos y errrores cometidos.
Esta soy yo a la que la vida le sonrie y todo le va bien. La que está presente cuando se lo piden y la que va a estar siempre donde la necesiten. La más fuerte dicen.Puedo estar sufiendo en mi interior, pero en mi rostro solo se refleja alegría y contento; quizás en mi mirada asome la tristeza y la decepción. Pero... ¿ Quién mira mis ojos?
Procuro estar siempre al lado y compartir los buenos y malos momentos de las personas amigas. Pero hoy y ahora soy yo la que sufre y las necesita; miro a mi alrededor y no veo ni siento nada, nadie percibe mi dolor.
Y me pregunto a mi misma:
¿Es necesario llorar y decirles lo mal que me siento?
¿Cuándo alguién me va conocer profundamente, para decirme, tu no estas bien y voy a estar cerca de ti para abrazarte y ayudarte y estar a superar tan duros momentos?
¿Cuándo alguién se la va a jugar por mí?
A lo mejor es mucho pretender que aprendan y traten de conocerme un poco mejor y pedirles que me regalen una sonrisa y un beso. Yo también necesito que me cuiden y mimen alguna vez.
Esta, soy yo, la que hoy despues de llorar vuelve a reir a pesar del dolor que aún persiste; y pueda o no voy a secar mis lagrimas, voy a seguir fingiendo que soy feliz que no me sucede nada malo; que aún sigo siendo la más fuerte. Y aunque cueste y a veces duela voy a seguir mi camino, como si nada pasara.
Esta soy yo. Esa a la que muchas veces pretenden cortarle las alas ... Pero sigue dispuesta a volar.
Autora: Loly Velasco González









domingo, 20 de junio de 2010

Salud y Género


Los hombres y las mujeres, debido a una socialización diferencial, a través de la cual unos son considerados como "seres-para sí", mientras que las otras lo somos como "seres- para lo otros" (Marcela Lagarde), vivimos vidas diferentes en terminos de costes y esfuerzos, que afectan de manera determinante a nuestra salud.
La implicación en ámbitos como la familia y el trabajo, el amor y el cuidado, el tiempo libre y el descanso, la cultura y la educación, inciden de modo de negativo en las expectativas y vivencias en las enfermedades que padecemos las mujeres.
En este contexto es necesario resaltar la importancia que tienen nuestras relaciones en el entorno de la Medicina, puesto que para muchos profesionales somos vistas únicamente como reproducción, sexo y maternidad ... Y desde este punto de vista, se nos atiende, diagnostica y medica. Es muy frecuente que no se nos de la más minima explicación, ni se tomen en consideración nuestras opiniones, acerca de la dolencia o problema que nos lleva a la consulta; pues consideran que su verdad no necesita ser contrastada. Además las mujeres, para ser tomadas en serio, tenemos que demostrar que no estamos deprimidas, como habitualmente se nos diagnostica, lo que supone una muy dura agresión, que merma notablemente nuestra salud, fisica y anímicamente.
Un elemento importante para las mujeres, a lo largo de su vida, es el acceso a una mejor educación, que se ha traducido en la posibilidad de utilizar estrategias y mecanismos, que nos permiten vivir una vida más digna, lo que redunda positivamente en la salud y en el sentimiento de bienestar en la vejez.
También el trabajo remunerado proporciona la oportunidad de gozar de mayor apoyo social, al mantener relaciones interpersonales, mostrando los efectos positivos que tiene sobre la salud, con la mejora de la autoestima.
Sentir que dominamos nuestra propia existencia, es fundamental para hacer posible la disminución de los niveles de depresión y ansiedad que nos produce la responsabilidad de ser las únicas artifices del bienestar de quienes nos rodean , con el desgaste fisico y emocional que esto supone, especialmente en el ámbito familiar.

Autora: Loly Velasco González.



martes, 1 de junio de 2010

Poema

Mujer de la esperanza
Cuando el viento azota, impacable
sobre la piel gastada, terco el recuerdo
callado habla; allí donde el olvido
nos dejo recostadas, estas en mi memoria.
Mujer de la Esperanza
Los frutos del verano, las hojas del otoño,
el aroma especial que habitaba tu seno.
El olor a membrillo perdido entre las sábanas
llenas de soledades sin caricias; con nada.
La vida no redime del silencio maldito.
Solo el grito libera la conciencia dormida.
La cera de los muebles, la penumbra silente
el retrato que terco se niega a envejecer
la soledad eterna, el hombre que se fue
a una tumba sin nombre.
Viuda durante años en cárceles de fuego
quemándote en la boca los besos que no diste,
huérfanos los sentidos en la larga cadena.
Las cadenas se rompen con palabras de agua
que apagan los rencores y nos miran de frente.
Por eso al camino, se que nunca voy sola
siempre hay una mujer, para darme la mano.
La memoria me trae los relatos amables
que tu lengua nos daba, los dedos que curaban.
Tu sonrisa de vieja primavera cansada.
Vive en en mí tu vivencia... Mujer de la Esperanza

Autora: Aida Corte Iglesias
Ganadora del 2º premio, en el II Certamen de Poesía Mujeres Silenciadas-Argentina Rubiera